RESUMEN
El consumo de carbohidratos de un atleta puede evaluarse por si la ingesta total diaria y el momento de consumo en relación al ejercicio mantienen el sustrato de carbohidratos adecuado para los músculos y para el sistema nervioso central (“alta disponibilidad de carbohidratos”) o si las fuentes de energía de los carbohidratos son limitantes para el programa de ejercicio diario (“baja disponibilidad de carbohidratos”). La disponibilidad de carbohidratos se incrementa al consumirlos en las horas o los días previos a la sesión, la ingesta durante el ejercicio y en la recarga de combustible durante la recuperación entre sesiones. Esto es imporante para el ajuste de la competencia o para el entrenamiento de alta intensidad, en donde se desea un rendimiento óptimo. La ingesta de carbohidratos durante el ejercicio debe ajustarse de acuerdo a las características del evento. Durante los deportes de alta intensidad sostenida que duran ~ 1 h, pequeñas cantidades de carbohidratos, incluyento hasta un enjuague bucal, mejoran el rendimiento a través de efectos sobre el sistema nervioso central. Mientras el consumo de 30-60 g·h-1 de carbohidratos es un objetivo apropiado para los deportes de mayor duración, en los eventos que duran >2.5 h el beneficio se puede observar con ingestas mayores a los 90 g·h-1. Los productos que contienen mezclas especiales de diferentes carbohidratos pueden maximizar la absorción de carbohidratos a tales tasas altas. En la vida real, los atletas empiezan sesiones de entrenamiento con una disponibilidad variable de carbohidratos. No está claro si la implementación adicional de estrategias de “entrena bajo” (con bajas reservas de carbohidratos) para incrementar las adaptaciones al entrenamiento llevan a una mejoría en el rendimiento en individuos bien entrenados.
J. Sports Sci. 29 Suppl 1:S17-27.