Ejercicio, nutrición y el cerebro

RESUMEN

La acumulación de evidencia sugiere que la dieta y el estilo de vida pueden desempeñar un papel importante en el retraso de la aparición o detener la progresión de trastornos de la salud relacionados con la edad y pueden mejorar la función cognitiva. El ejercicio se ha promovido como una posible prevención de enfermedades neurodegenerativas. El ejercicio tendrá una influencia positiva en la cognición y aumenta el factor neurotrófico derivado del cerebro, una neurotrofina esencial. Se han identificado varios componentes de la dieta tienen efectos sobre las capacidades cognitivas. En particular, se ha reportado que los polifenoles ejercen sus acciones neuroprotectoras a través de su potencial para proteger las neuronas contra los daños inducidos por neurotoxinas, una capacidad para suprimir la neuroinflamación, y el potencial de promover la memoria, el aprendizaje y la función cognitiva. Los factores dietéticos pueden afectar múltiples procesos cerebrales mediante la regulación de las vías de los neurotransmisores, la trasmisión sináptica, la fluidez de la membrana, y las vías de transducción de señales. Los flavonoles son parte de la familia de los flavonides que se encuentran en diferentes frutas, cacao, vino, té y frijoles. Aunque los efectos antioxidantes de los flavonoles están bien establecidos in vitro, hay un acuerdo general de que los flavonoles tienen acciones más complejas in vivo. Varios estudios transversales y longitudinales han demostrado que una ingesta mayor de flavonoides a través de los alimentos puede estar asociada con una mejor evolución cognitiva. Queda por esclarecerse si esto refleja una asociación casual. Varios estudios han tratado de “manipular” el cerebro con el fin de posponer la fatiga central. La mayoría de los estudios han demostrado claramente que, en circunstancias ambientales normales estas intervenciones no son fáciles de realizar. Hay pruebas de que enjuagarse la boca con una solución de carbohidratos mejorará el rendimiento del ejercicio de resistencia. Hay una necesidad de realizar más estudios bien controlados que exploren el posible impacto de la dieta y la nutrición sobre el funcionamiento del cerebro.