SSE #114: Recomendaciones nutricionales para evitar malestares gastrointestinales durante el ejercicio

Publicado

mayo 2013

Autor

Erick Prado de Oliveria

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PUNTOS CLAVE

  • Los problemas gastrointestinales (GI) son muy comunes, especialmente en atletas de resistencia, y generalmente afectan el rendimiento o la recuperación subsecuente.
  • El flujo sanguíneo al tracto GI está disminuido durante el ejercicio y se cree que esto es lo que contribuye al desarrollo de síntomas GI.
  • Existen tres principales causas de síntomas GI: fisiológicas (reducción del flujo sanguíneo al intestino), mecánicas (el efecto de rebote de la carrera, por ejemplo) o nutricionales.
  • El intestino es sensible al consumo de agua y nutrientes durante el ejercicio y a la hipovolemia, hipertermia, hipoglucemia, hipoxia e isquemia.
  • La información disponible sugiere que la permeabilidad del intestino puede estar comprometida en los atletas; sin embargo, esto no ha sido ligado concluyentemente a los síntomas GI.
  • Los síntomas GI varían enormemente entre los atletas, y algunos atletas son más susceptibles que otros.
  • El entrenamiento nutricional y las elecciones nutricionales apropiadas pueden reducir el riesgo de malestar GI durante el ejercicio al asegurar el rápido vaciamiento gástrico y la absorción de agua y nutrientes, y manteniendo una perfusión adecuada a la vasculatura esplácnica.
  • Evitando proteína, grasa, fibra y productos lácteos se puede reducir el riesgo de desarrollar síntomas GI durante el ejercicio.

INTRODUCCIÓN

Las quejas gastrointestinales son muy frecuentes entre los atletas de resistencia. Anecdóticamente, los problemas GI son tal vez la causa más común de bajo rendimiento durante los eventos de resistencia. Dependiendo de la metodología utilizada y de los eventos estudiados, un estimado de 30% a 90% de los corredores de distancia experimenta problemas intestinales relacionados al ejercicio. Estas quejas pueden ser de diferente severidad, pero los síntomas incluyen náuseas, vómito, dolor abdominal y diarrea sanguinolenta. En muchos casos estos problemas pueden tener efectos negativos en el rendimiento y también tener un impacto en la recuperación subsecuente. Bill Rodgers, una leyenda del maratón, con cuatro victorias en ambos maratones Boston y Nueva York a finales de los años 70’s, dijo, “Más maratones se han ganado o perdido en los baños portátiles que en la mesa de cena.” Esto ilustra la magnitud de los problemas para los atletas de resistencia y en particular para los corredores de distancias largas. Esta revisión discutirá la prevalencia de los malestares GI en atletas, la etiología de estos problemas e iniciará el desarrollo de guías para prevenir estas dificultades.

Prevalencia de problemas GI en atletas

En una revisión se reportó que en los eventos de resistencia exhaustivos, 30% a 50% de los participantes pueden sufrir uno o más síntomas GI (Brouns & Beckers, 1993). Un estudio en triatletas de largas distancia que compitieron en condiciones extremas demostró una prevalencia de más del 93% para algún síntoma GI (Jeukendrup et al., 2000). Fue más alarmante que 43% de los triatletas reportaron problemas GI serios y el 7% abandonó la carrera debido a los problemas GI (Jeukendrup et al., 2000). Entre atletas elite de resistencia se reportó que la prevalencia de síntomas GI inducidos por el ejercicio fue de un 70% (Peterset al., 1999) y en un estudio observacional basado en Internet de 1281 atletas, 45% reportó al menos un síntoma GI (Ter Steege et al., 2008). Pfeiffer y colaboradores (2011) reportaron malestares GI severos que oscilan entre 4% en carrera de maratón y ciclismo hasta 32% en carreras Ironman. Se demostró que existe una fuerte correlación entre síntomas GI y el antecedente de tener síntomas GI (Pfeiffer et al., 2009; Pfeiffer et al., 2011), indicando que algunas personas son más propensas a desarrollar síntomas GI y se sugiere que existe un gran componente genético para estos problemas. Claramente, hay una gran variación en la prevalencia reportada en la literatura y esto parece atribuirse al menos en parte al método de investigación (la forma en que se definen y registran los síntomas GI). Además, la prevalencia reportada de estos síntomas varía en diferentes estudios dependiendo de la población de estudio, género, edad y nivel de entrenamiento de los atletas, así como la modalidad e intensidad del ejercicio estudiado, además de las condiciones ambientales.

Cuando se analizan los síntomas reportados se vuelve inmediatamente obvio que estos síntomas son altamente individuales y que no existen patrones claros con respecto al tipo de actividad y a los tipos de síntomas observados. Existe un número bastante grande y bien definido de síntomas GI diferentes que pueden ocurrir durante el ejercicio. Estos síntomas están resumidos en la Tabla 1. Generalmente los síntomas pueden clasificarse como síntomas de tracto GI alto o bajo. Típicamente los problemas del tracto GI bajo son más severos en su naturaleza, pero todos los síntomas tienen el potencial de afectar el rendimiento.

Frecuentemente, los síntomas son leves y no afectan el rendimiento. Sin embargo, algunos de estos síntomas pueden ser muy serios y no sólo afectar el rendimiento, sino incluso amenazarla salud.

Tabla 1

Entre las manifestaciones dañinas reportadas en ejercicio extenuante están las erosiones mucosas y colitis isquémica, ambas observadas después de carrera de larga distancia (Heer etal., 1987; Choi et al., 2001; Moses, 2005). Por ejemplo, corredores de maratón y triatletas de largas distancias ocasionalmente tienen pérdidas sanguíneas en heces en las horas posteriores al maratón. Schaub y colaboradores (1985) observaron cambios en la superficie epitelial que se conoce ocurren durante la isquemia en una inspección colonoscópica de un triatleta después de un maratón y sugirieron que la isquemia del tracto GI bajo indujo los problemas (Schaub etal, 1985). La pérdida de sangre como resultado de colitis isquémica no es poco frecuente en atletas y se puede encontrar en casos extremos. Se ha reportado colitis proximal, distal o pancolitis, e incluso infartos de intestino delgado en atletas y en algunos casos requirieron cirugía (Heer et al., 1987; Lucas & Schroy, 1998). A pesar de la alta prevalencia de los síntomas, moderados o severos, la etiología de estos malestares GI en atletas de resistencia no está completamente entendida.

Síntomas abdominales altos

Síntomas abdominales bajos

Reflujo/ardor epigástrico

Cólicos intestinales/abdominales bajos

Eructos

Dolor en flanco/Punzadas

Distensión

Flatulencias

Dolor abdominal o cólicos abdominales

Urgencia para defecar

Vómito

Diarrea

Náuseas

Sangrado Intestinal

Síntomas severos

Causas de problemas GI

Aunque se reconoce que la etiología del malestar GI inducido por el ejercicio es multifactorial,la isquemia GI es conocida como el principal mecanismo fisiopatológico para el inicio de los síntomas (Ter Steege et al., 2008; De Oliveira & Burini, 2011; Ter Steege et al., 2011). Los otros factores son mecánicos y nutricionales en naturaleza. A continuación discutiremos los efectos fisiológicos del ejercicio que pueden contribuir al desarrollo de síntomas GI.

Hipoperfusión esplácnica 

Hay una gran heterogeneidad en la respuesta del sistema GI al ejercicio. La hipoperfusión esplácnica (reducción del flujo sanguíneo) durante el ejercicio varía de cambios circulatorios leves a una isquemia GI profunda (Van Wijck et al., 2012). Las consecuencias de la hipoperfusión en el tracto GI, es decir, lesión epitelial, cambios en la permeabilidad GI y de la función de la barrera epitelial, también difiere enormemente entre los individuos. La presencia y naturaleza de los síntomas abdominales experimentados por los atletas varía de leve malestar relacionado al ejercicio hasta colitis isquémica severa y diarrea (Moses, 1990). Durante la actividad física extenuante o ejercicio, se libera norepinefrina de las terminales nerviosas y al unirse a los α-adrenoceptores del sistema nervioso simpático induce vasoconstricción esplácnica. Esto resultará en un incremento en toda la resistencias vascular esplácnica (Otte et al., 2005; Wright et al., 2011), mientras que al mismo tiempo se reduce la resistencia vascular en otros tejidos que aumentan su actividad durante el ejercicio (corazón,pulmones, músculo activo, piel) (Otte et al., 2001; Qamar & Read, 1987). Durante el ejerciciomáximo, el flujo sanguíneo esplácnico se puede reducir hasta un 80% para proveer un flujosanguíneo suficiente a los músculos activos y la piel Como la sangre se desvía de las víscerasa los tejidos activos (Qamar & Read, 1987), puede resultar una isquemia de la mucosaintestinal así como un incremento de la permeabilidad de la mucosa (Casey et al., 2005). Esto se relaciona con náuseas, vómito, dolor abdominal y diarrea (De Oliveira & Burini, 2009;2011), sin embargo falta evidencia convincente sobre esto (Ter Steege & Kolkman, 2012).

Cambios en la motilidad

Los cambios en la motilidad se pueden observar en diferentes niveles del tracto intestinal,incluyendo el esófago, estómago e intestino. Se ha observado disminución de la actividad peristáltica del esófago y del tono del esfínter esofágico inferior con un incremento transitorio en la relajación del esfínter inferior y esto puede estar relacionado al reflujo gastroesofágicodurante el ejercicio (Peters et al., 2000). El vaciamiento gástrico también puede estar afectado en el ejercicio, aunque esto probablemente sólo suceda con altas intensidades del ejercicio o durante actividades intermitentes (Leiper et al., 2001). En los estudios realizados hasta ahora se sugiere que los efectos del ejercicio en el intestino delgado así como en el cólon son limitados.

Absorción y permeabilidad intestinal

En los estudios también se sugiere que existe un mínimo efecto del ejercicio en la absorción intestinal de agua y carbohidratos (Lambert et al., 1997; Ryan et al., 1998). Sin embargo,debe tomarse en cuenta que los estudios utilizaron intensidades moderadas de ejercicio y la duración del ejercicio no fue mayor de dos horas. Es factible que disminuya la absorción durante ejercicios de mayor intensidad, cuando está comprometido el flujo sanguíneo al intestino, y también después de ejercicio más prolongado. Oktedalen y colaboradores (1992)reportaron un incremento en la permeabilidad intestinal después de un maratón, lo que indicaba daño en el intestino y alteración en su función. Existen numerosas técnicas disponibles para estudiar la permeabilidad intestinal, pero a la fecha tenemos información limitada. La información que está disponible sugiere que la permeabilidad intestinal puede estar comprometida en atletas (Pals et al., 1997). Aunque esto no se ha relacionado concluyentemente a los síntomas gastrointestinales, un estudio mostró que la permeabilidad intestinal en corredores sintomáticos fue mayor que en los corredores asintomáticos (Van Nieuwenhoven et al., 2004). Por otro lado, en un triatlón de larga distancia en condiciones extremas donde los síntomas GI fueron altamente prevalentes, no se observó alteración en la función de la barrera intestinal medido por la translocación bacteriana (LPS), un marcador de daño de mucosa e invasión de bacterias intestinales gram-negativas y de sus constituyentes tóxicos (endotoxinas) en la circulación sanguínea (Jeukendrup et al., 2000). Se necesita realizar más investigación para poder tener un claro entendimiento de las causas del malestar GI.

Causas mecánicas

Las causas mecánicas de los problemas GI están relacionadas al impacto o a la postura. Por ejemplo, los síntomas son más comunes en corredores que en ciclistas. Se cree que esto es resultado del alto impacto repetitivo en la mecánica de la carrera y el daño subsecuente al revestimiento intestinal. También se piensa que el golpeteo gástrico continuo puede contribuir a los síntomas GI bajos como flatulencias, diarrea y urgencia. El trauma mecánico que sufre el intestino por el impacto repetitivo de la carrera, en combinación con la isquemia intestinal, parece explicar el sangrado GI. La postura también parece tener un efecto en los síntomas GI. Por ejemplo en una bicicleta, los síntomas GI altos son más prevalentes posiblemente debido al incremento de la presión en el abdomen como resultado de la posición de pedaleo, específicamente cuando se colocan en posición “aero”. “Tragar” aire como resultado de un incremento en la respiración y beber de botellas de agua puede resultar en un malestar estomacal de leve a moderado. En general, la única forma de reducir el efecto de estas causas mecánicas es por medio del entrenamiento.

Causas nutricionales

Se sabe que la nutrición puede tener una fuerte influencia en el malestar GI, aunque la mayoría de los problemas pueden persistir en ausencia de cualquier consumo de comida antes o durante el ejercicio. La fibra, grasas, proteína y fructosa han sido asociados con un mayor riesgo de desarrollar síntomas GI. La deshidratación, posiblemente como resultado de un consumo de líquidos inadecuado para compensar la sudoración, también puede exacerbar los síntomas. Un estudio realizado por Rehrer y colaboradores (1992) demostró una relación entre las prácticas nutricionales y las quejas GI durante un triatlón de distancia medio Ironman. Fue más probable que ocurrieran problemas gastrointestinales con el consumo de fibra, grasas, proteína y soluciones con alta concentración de carbohidratos durante el triatlón. Las bebidas con osmolalidades altas (>500 mOsm/L) parecen estar asociadas con mayores síntomas. El consumo de productos lácteos también puede estar asociado con la aparición de malestar gastrointestinal (De Vrese et al., 2001). La intolerancia leve a la lactosa es bastante común y puede resultar en un incremento de la actividad intestinal y diarrea leve. Para minimizar el malestar GI, se deben tomar en cuenta todos estos factores de riesgo y evitar 24 horas antes de la competencia y durante el ejercicio los productos lácteos, fibra, alimentos con alto contenido en grasas y proteínas.

"Entrenando al intestino"

Está demostrado que aquellos atletas que no están acostumbrados al consumo de líquidos y alimentos durante el ejercicio tienen doble riesgo de desarrollar síntomas GI comparado con los atletas que sí están acostumbrados a consumir líquidos y alimento durante el ejercicio (Ter Steege et al., 2008). El intestino es altamente adaptable y los atletas de resistencia deberán incorporar el entrenamiento nutricional en sus planes de entrenamiento (Jeukendrup & Mclaughlin, 2011). Esto fue demostrado de buena forma en un estudio realizado por Cox y colaboradores (2010). En este estudio, 16 ciclistas de resistencia entrenados o triatletas fueron pareados y aleatoriamente distribuidos ya sea a un grupo con alto consumo de carbohidratos (Grupo Alto; n=8) o a un grupo con consumo bajo de carbohidratos con el mismo consumo de energía (Grupo Bajo; n=8) por 28 días. Después de estos 28 días fue aparente que el Grupo Alto tuvo mayores tasas de oxidación de carbohidratos exógenos durante el ejercicio que el Grupo Bajo (Cox et al., 2010), un hallazgo que se atribuyó a una mejor absorción. El entrenamiento que reduce la aparición de malestar GI conforme mejora la absorción intestinal está generalmente asociado con una mejoría en la tolerancia de líquidos y alimentos durante el ejercicio (Jeukendrup & Mclaughlin, 2011).

Otros factores contribuyentes

Se ha reportado que un gran número de atletas utiliza analgésicos para aliviar el dolor existente o de forma anticipada (Gorski et al., 2011). El uso de medicamentos anti-inflamatorios no esteroideos no selectivos (AINE’s) se ha asociado con un incremento de tres a cinco veces el riesgo de complicaciones GI altas, sangrado mucoso o perforación comparado con los que no se medican (Gabriel et al., 1991).

Prevención de problemas gastrointestinales

Se pueden dar algunas recomendaciones para prevenir el malestar GI. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que están basadas en investigación limitada. o obstante, anecdóticamente estas recomendaciones parece ser efectivas:

  • Evitar productos lácteos que contienen lactosa ya que incluso una leve intolerancia ala lactosa puede causar problemas durante el ejercicio. Por ejemplo es posible evitar completamente la leche o consumir leche deslactosada. La leche de soya, arroz y almendras generalmente no contiene lactosa.
  • Evitar alimentos con alto contenido en fibra en el día o incluso algunos días antes de la competencia. Para el atleta en entrenamiento, una dieta con fibra adecuada le ayudará a mantener la regularidad intestinal. La fibra antes del día de carrera es diferente. Por definición, la fibra no es digerible, así que cualquier fibra que sea consumida esencialmente pasa a través del tracto gastrointestinal. Durante el ejercicio,no es conveniente el incremento de los movimientos intestinales y puede aumentar la pérdida de líquidos. También puede resultar en una mayor producción de gas innecesaria lo cual puede causar cólicos. Se recomienda una dieta baja en fibra el día antes (o incluso unos días antes), especialmente en aquellos individuos que son más propensos a desarrollar síntomas GI. Escoja alimentos procesados bajos en fibra, como la pasta regular, arroz blanco y bagels sin sazonar en lugar de pan integral, cereales altos en fibra y arroz integral. Revise las etiquetas de los alimentos para el contenido de fibra. La mayoría de las frutas y vegetales son altas en fibra aunque con algunas excepciones como el calabacín, tomate (jitomate), aceitunas, uvas y toronja tienen menos de un gramo de fibra por porción.
  • Evitar la aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE’s) como el ibuprofeno. Se ha demostrado que la aspirina y los AINE’s incrementan la permeabilidad intestinal y pueden incrementar la incidencia de molestias GI. Debe evitarse el uso de AINE’s en antes de la carrera.
  • Evitar alimentos con alto contenido en fructosa (en particular las bebidas que tienen exclusivamente fructosa). Sin embargo, es interesante que la fructosa en combinación con la glucosa puede no causar síntomas y puede ser aún mejor tolerada
  • Evitar la deshidratación ya que puede exacerbar los síntomas GI. Inicia la carrera (o entrenamiento) bien hidratado.
  • Practique nuevas estrategias de nutrición experimentando con el plan de nutrición que usará antes de la carrera o el día de la carrera en varias ocasiones antes de la competencia. Esto permitirá al atleta determinar qué le sirve y qué no le sirve e incluso reducir el riesgo de aparición de síntomas GI.

CONCLUSIÓN

El intestino es un órgano atlético importante debido a que es responsable de la absorción de agua y nutrientes durante el ejercicio. Las molestias gastrointestinales del tracto superior e inferior son altamente prevalentes entre los atletas durante el ejercicio (especialmente en atletas de resistencia) y puede impactar negativamente en el rendimiento. En casos severos puede poner en riesgo la salud también. La mayoría de las molestias GI durante el ejercicio son leves y no riesgosas para la salud, pero la gastritis hemorrágica, hematoquecia e isquemia intestinal pueden ser retos médicos severos. El entrenamiento nutricional y elecciones nutricionales apropiadas pueden reducir el riesgo de malestar GI durante el ejercicio asegurando un vaciamiento gástrico rápido, la absorción de agua y nutrientes y manteniendo una adecuada perfusión a la vasculatura esplácnica.

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TRADUCCIÓN
Este artículo ha sido traducido y adaptado de: Prado de Oliveira, E. and Jeukendrup, A. (2013). Nutritional Recommendations to avoid Gastrointestinal Complaints during Exercise. Sports Science Exchange 114, Vol. 26, No. 114, 1-4, por el Dr. Samuel Alberto García Castrejón.
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