La actividad física se ha asociado con la reducción de varios trastornos físicos y mentales. Actualmente hay considerable evidencia de que la actividad física disminuirá la incidencia de la enfermedad cardiovascular, el cáncer de colon, cáncer de mama y la obesidad, pero también de enfermedades tales como Alzheimer, depresión y ansiedad (Gómez-Pinilla, 2011; Van Praag, 2009).